Hola, me presento, soy negro,
¿qué más da mi nombre, llevo un número grabado a fuego.
Soy un esclavo, no importa lo que siento,
a la raza superior debo rendir mi último aliento.
Dicen que sirvo para una cosa y nada más,
kilos y kilos de pura masa muscular;
¡mira qué genética tengo, soy un guerrero!,
maldita mi suerte no me dan otra oportunidad.
Me alimentan y me tratan como un semental,
dicen que es un honor que no me puedo quejar;
cuando son adultos se llevan a mis hermanos
y nunca regresan, yo sé bien a dónde van.
Matan a sus semejantes ¡qué puedo esperar!,
matan por dinero, por celos, por gobernar,
matan por un territorio, matan por matar, o por pura diversion.
Y ese sera mi signo;
y que ironía que me llamen animal mis asesinos.
Nací para morir violentamente no hay otro camino;
voy a luchar aunque sea un duelo desigual,
malditos sádicos, mi bravura es valor añadido.
Yo, siento el dolor, oigo el clamor,
viva la plaza es arte español,
rojo el color, es ese olor,
el de mi sangre en la arena.
Me han soltado en una plaza,
no tengo escapatoria.
Me han puesto a un hombre en frente haciendo el paria,
otros salen y clavan banderillas en mi espalda;
y un tipo en un caballo hace más daño con su lanza.
Una muchedumbre me abruma desde las gradas (ole)
se recrean en mi agonía desesperada.
Se supone que son la especie evolucionada,
no comprendo tanta tortura
¡yo no he hecho nada!
Cuando sangro ellos jalean excitados,
yo jadeo estresado
con los nervios desencajados;
con la lengua a un palmo del suelo
estoy agotado, agobiado, mareado por un trapo colorado.
¿Crees que no siento nada, que mi dolor no es real;
o te importa una mierda porque soy un animal?,
sé que el tiempo se acaba
y sé que no puedo escapar,
por eso estoy asustado porque se acerca el final.
Para que gente con peinetas y abanicos se diviertan,
ganaderos se hagan ricos a tu costa
y que te vendan, que esto no es una barbarie,
es cultura tradición. Es dinero, y por eso justificáis la aberración.
Yo, siento el dolor, oigo el clamor,
viva la plaza es arte español,
rojo el color, es ese olor,
el de mi sangre en la arena.
Y se extrañan cuando vienen las cornadas,
ya no tengo nada que perder, nada;
ahora sé dónde atacar y te voy a arrastrar
en mi viaje el infierno la última parada.
Voy a insertar tu torso en mis astas,
como un tenedor en un boquerón hasta
que mi cornamenta quede carmesí
y que reine entre los tuyos el terror y el frenesí.
Tú querias lucirte con un toro bravo,
pero ya no cortarás mas orejas ni más rabos;
saldrás en brazos de la plaza,
el último en oír el llanto de tu esposa
y la sirena en la ambulancia.
Ésta ha sido la corrida de tu vida,
dejarás a tu familia desolada destruida.
Sangre en la arena, nada en tus venas ,
huérfanos y penas, ésta es tu última faena.
Y qué esperabas si jugabas con el fuego,
acabaste dando vueltas de campana por el ruedo.
Quién puede negar que es un trágico final,
aunque algunos podéis elegir cuando pelear.
Yo, siento el dolor, oigo el clamor,
viva la plaza es arte español,
rojo el color, es ese olor,
el de mi sangre en la arena.