Hace tiempo que pienso en una cosa... que no diré. Al menos, no ahora. Sencillamente porque me parece estúpido y, además, es algo personal.
Otra cosa que se me acaba de ocurrir son: los sueños. Sí, algo que parece tan sencillo, fácil y pasajero. Pero, ¿realmente lo es? ¿Realmente los sueños son fáciles? ¿Los sueños los olvidamos, o nuestro cerebro los elimina para no hacérnoslo pasar mal? Ni yo misma he sabido contestar a mis propias preguntas, así que tampoco espero respuesta alguna de ustedes.
Pero no vengo a hablar de eso, vengo a hablar de los mismos sueños con diferentes sensaciones en diferentes personas. Por ejemplo, esto es una especie de "sueño" -yo los llamo trabes mentales que me dan cuando me pongo a escribir, porque me lo imagino y no puedo parar- que "tuve" -o hice- hace unos días; es cómo mataría a una amiga:
Estaríamos las dos en un lugar solitario, oscuro, sin nadie a kilómetros a la redonda. No me temes porque "me conoces" y no te preocupas, aunque tienes miedo del lugar. Llego. Me sonríes y vienes abrazarme, y yo también sonrío, pero no de la misma forma.
En la mano tengo una daga de plata, a medio metro de mí te paras y me miras asustada. "¿Y eso para qué es?", me preguntas. Yo sólo sonrío y te miro con deseo. Ando despacio a hacia ti, mirándote a los ojos, sonriente, con sed de sangre. Ahora sí que tienes miedo.
Retrocedes, a mi ritmo. Yo lo aumento, te giras y corres. Pero yo soy una cazadora y soy más rápida que tú. Giras la cabeza y no me ves, vuelves a mirar al frente y ahí estoy. Antes de que te des cuenta te tengo cogida del cuello. Me miras con miedo y preguntándome por qué con tu dulce mirada. Yo sólo sonrío y ya no te miro a ti, sino a tu cuello. Acerco la daga a tu cuello y lo rozo. Sangras y gritas. Lamo la sangre.
Te tumbo en el suelo y te inmovilizo.
Ya no sonrío. Te clavo la daga fuerte y rápidamente en el corazón para no hacerte sufrir. Mueres.
-Si eso os perturba, os puedo decir que tengo peores-.
Bien. He de decir que eso, para mí, sería un real sueño. No porque la chica me caiga mal -todo lo contrario-, sino porque llevo soñando desde mucho tiempo convertirme en una bestia. En ese cazador perfecto al que todos temen. Para mí, eso, sería un sueño. Pero quizás para otro no, es más, sería incluso una verdadera pesadilla tener que matar para alimentarse; y es a eso a lo que me refiero: para mí lo que es un sueño, para otro es una pesadilla que el simple hecho de imaginarla ya le da mareo. ¿Por qué? ¿Por la personalidad? Quizás, pero no lo creo. ¿Por la forma de vivir? ¿Por los pensamientos? No, y no. Es por las experiencias. Porque yo, gracias a todos los hijos de puta -¿se puede decir "hijos de puta" en un blog, no?- que me han hecho odiar y despreciar a toda la raza humana, a ser antisocial y poco a poco en otras muchas cosas que, estoy muy segura que voy a llegar a ser. Pero no me importa, porque me encanta.
A lo que iba: ¿por qué un sueño, que es IGUAL en ambas personas, en una es eso, un sueño, y a para la otra es la peor de las pesadillas? Creo que nunca lo comprenderé, y realmente, tampoco quiero. La mente humana es maravillosa, y sus misterios son tan complicados que se está mejor sin entenderlos. Esa maga y dueña de la vida que es la naturaleza, nos ha hecho así por algo, y ella sabrá por qué.
Y con este final tan abierto, me despido. Creo que mañana -incluso quizás ahora cuando venga de hacer unas cosillas-, volveré a escribir. Espero no dejarlo, me gusta esto de desahogarme con los demás, aunque nadie me lea -y el que lo hace, o se la suda haberlo leído o pasa de mí, así que viene a ser lo mismo- me gusta esto. Volveré.

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